En respuesta a la inquietud de Damián, incluyo en el blog este artículo que si bien fue publicado hace varios años, contiene información sobre algunas causas de la problemática vinculada con el uso de drogas.
En la civilización occidental, podemos considerar el uso de los estupefacientes como algo reciente, si lo comparamos con otros pueblos de la tierra. Desde la protohistoria China y las antiguas civilizaciones de América, las drogas fueron usadas como una evasión de la realidad (miseria, hambre, etc.) o simplemente como hábito.
Generalmente, la evasión producida por la droga conduce al hombre a romper con los esquemas de la estructura social en que vive, y le lleva hacia una especie de visión ficticia de la realidad, de la que parece que todo ser humano tiene necesidad. Esta visión ficticia se traduce en el ser humano normal en forma de proyectos, a veces sueños irrealizables, mientras que en el toxicómano se convierte en la necesidad de la excitación o la ausencia que le produce la droga.
Los estupefacientes son sustancias tóxicas que debido a su peculiar acción, alteran profundamente la personalidad psíquica y, en ocasiones, la física del adicto a ellos; trastornan su equilibrio individual y el que existe entre él y la sociedad en la que se desenvuelve.
No faltan interpretaciones de toda índole a la pregunta (hasta hoy incontestable de una manera exacta) sobre el motivo de la inclinación humana hacia sustancias tóxicas, tendencia común en gente de todas las razas, clases sociales y épocas. Ya no puede hablarse de los sectores de la droga, hoy sabemos que la misma ingresa -y de hecho está- en todas partes, inclusive en aquellos lugares en los que por sus características podría pensarse que jamás tendría entrada.
Las drogas no sirven para proveer al organismo humano del material necesario para su conservación y funcionamiento, ni para reparar pérdidas ni para proporcionarle energía química para el trabajo de los tejidos. No satisfacen necesidades fisiológicas normales, por lo que perfectamente puede pasarse (en la práctica miles lo hacemos) sin ellas. A pesar de esto, el drogadicto dice experimentar con las drogas agradables estados de conciencia, sean puramente intelectuales (opiáceos) o sensoriales (alucinógenos y cocaína), de los que extraen una profunda satisfacción que probablemente se sume a sus orientaciones y tendencias de orden psíquico y sensorial.
La fría lógica aristotélica es un buen método para el pensamiento abstracto y matemático, pero no para señalar las normas de la vida diaria. Se debe reconocer que el punto exacto de la razón consiste en establecer una disciplina y una escala de valores (que oscila de positivo a negativo) entre las diversas emociones y los influjos pasionales, y no el de negar lo que nos interese. Una persona en un estado psíquico normal nunca pensaría en utilizar drogas como solución a sus problemas emocionales, y mucho menos en que con la toma de una sola dosis de esta droga pudiese alejarlos de sí. Un toxicómano sí lo cree.
Por lo tanto, podemos afirmar que el toxicómano llega a la droga bajo un trauma psíquico y que sus proyectos habituales son completamente diferentes a los de las personas normales.
La vieja explicación sociológica de la tesis marxista, aquella que ve en la ingestión de drogas un síntoma inequívoco de la decadencia capitalista, es completamente falsa y no vamos a detenernos en ella.
Ya hemos dicho que no hay sectores de la droga; el uso de ellas está muy difundido entres las más diversas estructuras sociales, desde los estilos tribales de los nativos de Nueva Guinea hasta las sociedades de consumo más adelantadas y opulentas. ¿Qué móviles crean en los hombres esa fuerza inconmensurable que los mueve a hacer uso de las drogas tóxicas para alterar sus formas de comportamiento?. Según la mayoría de los autores, una de las principales causas que impulsan al joven hacia la droga es la falta de vida familiar, que motiva una gran carencia de la autoridad paterna.
Creo que la adicción a las drogas en cada época responde a circunstancias muy tangibles de la misma. Una de las causas actuales es el inestable presente y el negro futuro de nuestra sociedad. El joven de hoy no tiene presente, pero, lo más trágico es que su futuro es nada más nada, a no ser que la sociedad experimente un brusco cambio en su absurdo camino (atención, políticos) y consiga crear otro tipo de vida.
Otro de los hechos que atraen a los adolescentes hacia las drogas es el de escapar de las formas normales de vida para insertarse en nuevos movimientos, y según un psiquiatra británico, el principal motivo del constante aumento del consumo de toda clase de drogas en el mundo obedece, en gran parte, al nivel intolerable de ruido que debe soportar el habitante de las grandes ciudades. Aunque tal afirmación parezca exagerada, si se analiza detenidamente podemos ver que no se halla exenta de razón, puesto que el medio ambiente de esas grandes ciudades, con su violencia, represión, ruido, intolerancia, falsas realidades, pueden impulsar al adolescente a escapar de todo ello, con la droga como mejor medio para lograrlo.
Hemos dicho que las principales causas que pueden conducir a una persona a consumir drogas, son la búsqueda de la irrealidad, el olvido, luchar contra el aburrimiento, un organismo neurótico, la búsqueda de arquetipos, la falta de trabajo, un negro futuro, la miseria, el dolor, la rebeldía, la publicidad, los ruidos y el medioambiente.
Ahora podemos preguntarnos, ¿por qué se da esta insatisfacción, búsqueda, odio y rebeldía en nuestros jóvenes?, creo que la respuesta está en el interior de todos nosotros, pues de una forma u otra, podemos también ser culpables de la drogadicción.-
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